Únicamente unos ojos que han llorado por amor a Dios son lo que te pueden redimir con solo mirarte.
Únicamente unos pies que han caminado siempre hacia Dios son los que te pueden llevar hacia tu paz verdadera.
Únicamente unas manos dedicadas a Dios son las que te pueden bendecir con solo verlas.
Cuando el Gurú posa su mirada en tus ojos, tiembla o regocíjate. Él no está viendo tu exterior, él está viendo directamente a tu alma.
Cuando tu Gurú está en silencio, es porque está adorando a Dios.
Ese es el momento propicio para que también tú pongas en silencio tu mente y tu corazón e intentes sentir a Dios a través del amor que le tienes a tu Gurú.