¿Cuántas personas siguen viviendo y tratando de construir sus vidas desde el bienestar, desde lo económico y desde lo profesional, asumiendo que están bien con Dios?
Ese es el gran problema de la modernidad: la gente sufre, son incapaces de mantener la paz en los momentos difíciles, el futuro de la humanidad es incierto; pero siguen creyendo que están de buenas con Dios.
Ponerse de buenas con Dios es el verdadero esfuerzo que hay que hacer en esta vida.
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