Mientras estés joven y tengas las piernas fuertes, corre hacia Dios; ya llegará el día en que las piernas no te den más y debas caminar.
Ese día agradecerás que te cansaste corriendo y estarás más lejos de los problemas.
Fíjate que la gente que te invita a ir despacio es porque quiere que tú estés más cerca de ella que de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario