Cuando nos arrepentimos correctamente (sintiendo que le hemos fallado a Dios o a alguna criatura de Dios) se genera en nosotros una energía capaz de sanarnos.
De allí que yo, como sanador, deba exponer a la persona a su responsabilidad personal sobre su sufrimiento. No le estoy criticando, solo le estoy dando la oportunidad de sanar.
De allí que yo, como sanador, deba exponer a la persona a su responsabilidad personal sobre su sufrimiento. No le estoy criticando, solo le estoy dando la oportunidad de sanar.
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