Cuando se nos invita a orar, más allá de repetir tales o cuales palabras, lo que realmente se nos está pidiendo es que vaciemos nuestro corazón de sentimientos complicados; hacia los demás o hacia alguna situación. Esta es la única forma en la que Dios puede comenzar a actuar en nuestras vidas.
Esa es la oración poderosa.
Esa es la oración poderosa.
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