Nuestro esfuerzo personal es indispensable en eso de encontrar, relacionarnos y beneficiarnos con Dios. Por esto, las limitaciones que nos ponemos o aceptamos de nosotros mismos son nuestros peores obstáculos. Si bien la precaución es importante, cosas como el "no puedo", "no tengo", "ahora no", "no sé", "más tarde", "luego", "en otra oportunidad", "necesito tiempo", "debo pensarlo"; nunca ayudan. En esto no hay culpables externos.
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