La única forma de tener o sentir paz, es conquistándola.
Y esto se consigue únicamente con el esfuerzo personal de crecer espiritualmente.
Pero para eso hay que tener la determinación de salir de nuestras "zonas de confort malsanas" e involucrarnos en los escenarios necesarios.
Estas "zonas de confort" son las que se fortalecen con pretextos como: "no sé", "es que no puedo", "no tengo tiempo", "¿y si sale mal?", "me queda lejos", "el tiempo de Dios es perfecto, ya me tocará", "me resulta complicado"; "me da miedo"; "ya lo estoy haciendo por mi cuenta"; "los demás son los malos"; "no confío"...
No sirve de nada pedir a Dios cuando Él es el primero que nos pide movernos para salir a delante. Él siempre pone las oportunidades, pero nosotros debemos asumirlas.
Y esto se consigue únicamente con el esfuerzo personal de crecer espiritualmente.
Pero para eso hay que tener la determinación de salir de nuestras "zonas de confort malsanas" e involucrarnos en los escenarios necesarios.
Estas "zonas de confort" son las que se fortalecen con pretextos como: "no sé", "es que no puedo", "no tengo tiempo", "¿y si sale mal?", "me queda lejos", "el tiempo de Dios es perfecto, ya me tocará", "me resulta complicado"; "me da miedo"; "ya lo estoy haciendo por mi cuenta"; "los demás son los malos"; "no confío"...
No sirve de nada pedir a Dios cuando Él es el primero que nos pide movernos para salir a delante. Él siempre pone las oportunidades, pero nosotros debemos asumirlas.
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