Las oraciones no son para pedir, nunca lo han sido.
El que ora debe hacerlo poniendo su esfuerzo en limpiar su corazón de sentimientos de tristezas, de carencias, de dolores, de angustia e incluso de sed de justicia.
Si lo consigue una y otra vez, todo lo bueno le comenzará a ocurrir automáticamente; incluso lo que nunca hubiera imaginado pedir.
El que ora debe hacerlo poniendo su esfuerzo en limpiar su corazón de sentimientos de tristezas, de carencias, de dolores, de angustia e incluso de sed de justicia.
Si lo consigue una y otra vez, todo lo bueno le comenzará a ocurrir automáticamente; incluso lo que nunca hubiera imaginado pedir.
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