Ustedes a lo mejor ni se imaginan cuánto se daña nuestra alma cuando asumimos situaciones de vida de forma inapropiada; es decir, con sentimientos difíciles. Aunque estos parezcan justificados. Este ha sido mi esfuerzo de enseñanza toda(s) mi(s) vida(s). Pero no hablo de una aceptación pasiva de realidades difíciles. Hablo de corazones limpios ante realidades difíciles. ¿Pero con proponérselo basta? Nunca. Para lograr eso hay que crecer espiritualmente.
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