Cuando se está intentando crecer en espíritu, nunca se ignoran los problemas. Solo se pretenden asumir desde otra óptica, para aprender de ellos y no solo buscar resolverlos. Si no logramos la solución luego del esfuerzo sincero en resolverlos, siempre quedarán el aprendizaje y la fortaleza. Estos servirán para que el próximo problema sea más fácil de asumir. Pero el punto importante es que todo esto se hace con Dios en el corazón.
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