Jesús envió a sus apóstoles a enseñar la palabra "... después de instruirlos, diciéndoles: No vayáis por el camino de los gentiles, y no entréis en ninguna ciudad de los samaritanos. Sino que id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel." (Mateo 10;5-6)
Las enseñanzas tienen sis requisitos para ser aceptadas de corazón y por eso solo se les darán a las personas dignas que son como ovejas perdidas; aquellas que son: mansas; dóciles; que no cuestionan la forma en que son pastoreadas; las que no necesita saber previamente la ruta; las que no anteponen sus maneras a las del pastor y únicamente lo siguen, porque saben que lo necesitan y que su vida depende de ello.
Jesucristo es nuestro pastor; pero no es un pastor de lobos, ni monos, ni caballos, ni leones. Si no logramos ser como ovejas, no hay Jesús para nosotros.
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