Más allá de seguir intentando aplicar las enseñanzas en sus vidas a manera personal, hay dos cosas vitales que los discípulos deben hacer: la primera es seguir unidos como grupo y la segunda es no dejar que lo aprendido se quede en sus cuatro paredes.
Sería bonito que todo el esfuerzo que haya realizado el maestro, no se duerma nuevamente como ha pasado tantas veces. Pero el mantener despierto lo aprendido no se hace con esfuerzo personal, cada quien como pueda.
El mantener una enseñanza debe ser un esfuerzo en grupo; porque en ustedes como grupo está la enseñanza. La enseñanza toda no está en alguno de ustedes, sino en el grupo.
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