Tener a un maestro espiritual no es solo leer lo que él escribe, ni preguntar, ni escuchar lo que habla, ni reflexionar sobre lo que enseña.
A un maestro espiritual hay que tenerlo cerca (a pesar de la distancia), hay que conocerlo y dejar que te conozca, hay que relacionarse con él, hay que sentirlo; ya que su propia vida encarna la enseñanza. Y esto no se puede decir ni escribir, solo se puede vivir de cerca.
A un maestro espiritual hay que tenerlo cerca (a pesar de la distancia), hay que conocerlo y dejar que te conozca, hay que relacionarse con él, hay que sentirlo; ya que su propia vida encarna la enseñanza. Y esto no se puede decir ni escribir, solo se puede vivir de cerca.
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