¿Por qué las personas ven extraño a alguien que descubre que el verdadero motivo de la vida es buscar y dedicarse a Dios?
¿Cuántos familiares no piensan que sus queridos están enfermos, deprimidos, apáticos, extraños... que "algún problema debe tener y no lo dice" o que "por algo duro tuvo que haber pasado"?
¿Cuántos amigos no dejan de lado a aquellos que descubren que la verdadera paz es buscar y dedicarse a Dios, por solo sentir que esa persona "cambió mucho", o "se metió a evangélico" o "está en alguna secta extraña"?
Es triste que el primer mandamiento de "Amar a Dios sobre todas las cosas" cause tanto resquemor, extrañeza y tonta preocupación en los familiares y amigos de aquellos que intentan cumplirlo.
¡Qué broma con esta sociedad moderna tan alejada de Dios!
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