Si incluso Jesús subyugó su propio poder al Padre, a la hora de decidir su muerte (Lucas 22:42);
¿Quién soy yo para sentirme poderoso ante mi destino? El verdadero poder de alguien no está en cumplir sus metas, sino en soltar su vida y entregársela a Dios para que Él haga lo que necesita. Eso sí es poder.
¿Quién soy yo para sentirme poderoso ante mi destino? El verdadero poder de alguien no está en cumplir sus metas, sino en soltar su vida y entregársela a Dios para que Él haga lo que necesita. Eso sí es poder.
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