Nuestra primera lucha

Cuándo entenderemos que sentirnos enfadados, indignados, frustrados, rabiosos, decepcionados, tristes, rencorosos, con `sed de justicia´; lo que hace es alimentar a las situaciones que nos generan precisamente eso.
Sé que es muy difícil de aceptar, pero comprende que esa tozudez mental es lo que nos tiene así.
No estoy diciendo que debamos ser pasivos; un ser espiritual nunca lo es. Pero esos sentimientos no pueden ser ni la chispa ni el combustible de ninguna de nuestras acciones.
Queremos cambiar lo que hacen los demás, y no somos capaces de cambiar ni nuestros propios sentimientos. Cuando aprendamos a controlarnos internamente, podremos intentar con éxito cambiar nuestro exterior. Tu primera lucha debería ser contigo mismo, no con los demás.