El repetirnos las cosas espirituales no nos convierte en ellas. Lo peor que podemos hacer es engañarnos a nosotros mismos. En el momento que creas que estás con Dios y que Dios está contigo, dejarás de buscarlo. ¿Quién puede quejarse de algo, si de verdad sintiera a su lado al Creador y Señor de todo el Universo? ¿Acaso crees que alguien que tenga a Dios en su corazón puede sentir la menor de las rabias? Seamos sinceros y humildes con nosotros mismos y nunca detengamos la búsqueda de Dios.
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