La Virgen María veía la voluntad de Dios en todo lo que le ocurría; desde el nacimiento, hasta la muerte de su hijo Jesús. Ella nunca juzgó a una situación como mala, a pesar de que fuera dura. Ella nunca emitió juicio, porque ella no veía ni el bien ni el mal en lo que sucedía; únicamente veía la voluntad de su Dios. Esta pureza de corazón, de únicamente ver a Dios en todo lo que sucede, es lo que significa inmaculada, sin mancha, sin pecado original. Porque el pecado original es el juzgar a algo como malo o bueno. Y cuando una mujer sin pecado original concibe a un niño con el Espíritu Santo; no puede nacer otro que el redentor del mundo, Nuestro Señor Jesucristo. Bendita la Inmaculada Concepción de María.
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