En esta Navidad, tú que ya tienes a Jesús en el corazón, no celebres su nacimiento; celebra un nuevo cumpleaños. Y que cada día crezca más y más dentro de ti; hasta que no te quepa en el pecho. Y que entonces, lo único que puedas hacer sea vivir para Él, hablar de Él, soñar con Él, actuar por Él, preferirlo a Él. Tú sabes que ese es el único regalo que espera Jesucristo de ti.
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