Bendice tu trabajo
Sea cual sea, bendice tu trabajo siempre en Dios. Esfuérzate todo lo que puedas, sabiendo que no le puedes fallar a Dios. Sé honesto a más no poder, por miedo a defraudar a Dios. Nunca engañes, porque el verdadero doliente será Dios. Así, no solo recibirás tu merecido salario; sino que recibirás aún mejor recompensa en el Cielo.
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