Para que Dios pueda actuar, Él espera que las personas mantengan un corazón limpio de rabia, de resentimiento, de odio, de venganza...
De lo contrario, Él simplemente no se puede meter; y lo bueno o lo malo que suceda será solo un asunto `de probabilidades´. Cuando se logra esa limpieza de corazón, Dios es capaz incluso de hacer cosas que parecerían magia.
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